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1º BACH Guerra Fría

MK-ULTRA: Drogas y control mental

«Fue el programa más secreto jamás conducido por la CIA en EE.UU.»

Tom O’neill

En una guerra donde todo es válido, comunistas y capitalistas ingenian nuevas maneras de luchar de forma remota. Dos bandos se ciernen sobre un futuro dudoso y los dos, tan diferentes a primera vista, tienen algo en común: desean ganar a toda costa y harían lo impensable para conseguirlo.

Nos remontamos a 1950, una lucha ideológica se encuentra en pleno apogeo. Estadounidenses y soviéticos se ciernen sobre una batalla de imaginación y no de armas, una guerra más complicada. En tiempos de dolor y desgracias donde todo vale, donde hasta lo más imposible suena coherente, ¿qué harían por salir victoriosos?

Estados Unidos lo tenía claro. ¿Cómo ganarían aquella Guerra fría sin poder introducirse en la mente de sus enemigos? ¿Cómo lo harían sin la capacidad de controlarlos? La CIA, desesperada ante la nueva Corea comunista y deseosa de alzarse con la victoria rápidamente, ideó un proyecto secreto: el MK-ULTRA.

¿En qué consistía?

«La idea era tratar de descubrir cómo interrogar a las personas y debilitarlas, y también cómo proteger a su personal de esas técnicas»

Harvey M. Weinstein

Tras la liberación de los comunistas coreanos, Estados Unidos, concibió un proyecto super secreto cuya finalidad sería la de investigar y experimentar con técnicas de control mental, con intención de adelantarse a sus enemigos. Para poder lograrlo, financiaron a la CIA con 25 millones de dólares.

Aunque lo realmente inquietante de este proyecto son las operaciones realizadas dentro del mismo, para las cuales reclutaron a los más brillantes científicos nazis.

Operación Midnight Clímax

«Pacientes en hospitales psiquiátricos, presos en instituciones federales e incluso las personas del público recibieron drogas y fueron parte de experimentos sin su conocimiento o consentimiento»

Anónimo

Fue el proyecto pionero del MK-ULTRA, supervisado por George H. White, y respaldado por un químico estadounidense. Este terrible experimento consistía en crear una enorme red de casas de seguridad, que serían administradas por la CIA en ciudades cúspides del país. Una vez tuvieron la red, instruyeron a prostitutas con el fin de atraer clientes hacia estas viviendas. Allí fueron drogados con todo tipo de sustancias alucinógenas, de las que destacó el LSD. Mientras estas actuaban en el cuerpo de los “conejillos de indias humanos”, eran grabados con cámaras que se encontraban tras espejos de doble fondo.

Otra manera de atraer víctimas fue mediante fiestas en las que el LSD era el protagonista y la música en vivo el estímulo que disfrazaba aquella atrocidad con un simple divertimento.

La finalidad de esta operación fue investigar sobre el chantaje sexual y algunas técnicas tecnológicas cuya intención no era otra que la de vigilar a sus enemigos, aunque lo que realmente buscaban era experimentar con el uso de drogas durante las operaciones de campo.

Unabomber

Un niño prodigio, con un futuro brillante que, por supuesto, acabó en la universidad de Harvard. Sin embargo, algo le pasó en esa institución, algo de tal magnitud que haría que acabara retirado en las montañas. Y una vez allí, enviaría cartas bomba junto a un manifiesto, acabando con la vida de 3 personas y convirtiéndose en un fugitivo del FBI.

¿Y cuál fue la experiencia traumática que vivió esta pobre víctima? Bien, inocentemente se apuntó a unos “estudios de personalidad” que acabarían siendo unas atroces “pruebas de estrés” financiadas por la CIA, parte del MK-ULTRA. En estas, el sujeto era atado a una silla a la vez que era sometido a duros ataques psicológicos y además estaba conectado a electrodos que mostraban sus respuestas. Mientras que, tras un espejo doble, era grabado con intención de enseñarle sus momentos más inestables.

Hasta donde conocemos, el Unabomber habría sido elegido para estas prácticas debido a  su estabilidad  emocional y fue más tarde, tras esta atrocidad, cuando decidiría aislarse y preparar su plan terrorista: atacar a empresarios, aerolíneas y a universidades, y casualmente fueron estas últimas las que experimentaron con él.

  “El caso del pan maldito”

En 1951 el ardiente calor de agosto causó una ola de alucinaciones e histerias en una pequeña localidad situada al sur de Francia, Point-Saint-Espirit . ¿Pero fue realmente aquel el causante de esta tragedia?

Tras 60 años de misterios y creencias erróneas, la sorprendente verdad salió a la luz. La CIA, aún experimentando con LSD, una de las sustancias más potentes que existen, decidió rociar barras de pan con esta droga. Esta intoxicación alimentaria se llevó la cordura de más de 250 personas, sus habitantes, que mostraron episodios psicóticos, intentos de suicidio, agresión a sus vecinos, convulsiones y hasta trastornos alimenticios.

En aquella época, médicos confusos e inexpertos culparon a un hongo alucinógeno que crecía naturalmente, pero ahora conocemos la horrible verdad.

«Fue horrible, tenía la sensación de encogimiento y el fuego y las serpientes se enroscaban entre mis brazos»

Armurier, de 87 años.

Este terrible experimento fue supervisado por Frank Olson, líder de los proyectos de LSD. No obstante, este científico acabó con su vida tiempo después de este caso. Lo que le llevó a suicidarse, es a día de hoy un misterio. ¿Pero realmente fue él el que propició su muerte?

El hombre que sabía demasiado

Frank Olson fue un científico especializado en bioquímica que participaba activamente en el MK- ULTRA aunque más tarde se convirtió en una víctima más de la CIA. Algunos dicen que Olson estaba buscando disertar, que se sentía de alguna manera culpable de las atrocidades que hacían a costa de su brillante inteligencia, no obstante, lo que sabemos con seguridad es que sus superiores le administraban LSD sin que fuera informado.

Olson, junto a un gran número de inocentes, fueron drogados a traición. Y todos ellos acabaron recuperándose poco a poco, sin saber siquiera que se habían convertido en parte de un macabro experimento, todos menos Frank. Él no mejoraba y, para colmo, la sustancia le había propiciado brotes psicóticos, lo que llevó a un doctor de la CIA a mantenerlo en recuperación. A pesar de encontrarse supervisado, Olson cayó desde una ventana, en un décimo piso, lo que acabaría con su vida. Este hecho nos ha dejado con numerosas incógnitas. Aún así, se barajan dos posibles teorías del suceso:

-La primera dicta que Frank, preso de los efectos del LSD, decidió acabar con su vida por cuenta propia. Si así fuera, la CIA seguiría teniendo la culpa de lo sucedido tras haberle suministrado la sustancia alucinógena.

-La segunda cuenta que Frank fue asesinado, antes siquiera de haber caído del edificio. Esta teoría es respaldada por sus familiares, que tras arduas investigaciones, encontraron pruebas en las que un forense confirmaba claros golpes en su cráneo, que lo dejaron inconsciente antes de ser arrojado por la ventana.

“Se cayó o se tiró¨

Eric Olson

Sin embargo, nunca sabremos qué pasó realmente y pese a que la CIA indemnizó a su familia con la excusa de que había sido drogado en un retiro al que su superior le invitó, su muerte a día de hoy es un misterio.

Y precisamente este acto causó un enorme impacto mediático, algo con lo que la CIA no contaba, que hizo que se ralentizara el proyecto MK-ULTRA y que poco a poco determinaría su final. Tras esto, fue duramente sancionado aunque las operaciones continuaron hasta 1964, cuando la falta de resultados y las preguntas de las administraciones públicas afectaron al gobierno. Así, el miedo se apoderó de los cabecillas y optaron por clausurar y destruir el proyecto.

Años después, tras haber eliminado todas las pruebas restantes, el gobierno haría una inspección interna, sin encontrar ningún indicio de los experimentos. Hasta que en 1975, el New York Times publicó un artículo donde saldría a la luz por primera vez esta atrocidad. Lo que haría que famosas comisiones buscaran irregularidades en las que se experimentara ilegalmente con seres humanos. Finalmente, encontraron unos informes supervivientes que nombraban los 149 subproyectos, en los que hasta las universidades de mayor renombre habían participado. Además se documentaron más de 80 instituciones y 185 investigadores privados que también tomaron parte.

Aún a día de hoy la información sobre este experimento es casi inexistente. Este proyecto de control mental fue una verdadera barbarie que ocurrió no hace muchos años atrás. ¿Guardará la CIA otro experimento de tal magnitud escondido entre sus archivos? ¿Seremos actualmente víctimas de otro proyecto sin sentido? Quizás algún día podremos encontrar respuesta a estas incógnitas…O quizás no.